Resistiré (psicológicamente) al estado de alarma (IV)

Resistiré (psicológicamente) al estado de alarma (IV)

Humbelina Robles Ortega– Psicóloga

Querido amigo, querida amiga

La cuarentena puede ser una experiencia desagradable para quienes la padecen. La separación de nuestros seres queridos, la pérdida de libertad, la incertidumbre sobre qué puede pasar y el aburrimiento pueden, en ocasiones, generar efectos muy negativos.

Pero probablemente, a lo largo de tu vida, querido amigo, querida amiga, habrás vivido alguna experiencia dramática, dura, negativa, terrible y, sin embargo, saliste de ella, la superaste y aquí estás. La vida está formada por retazos de muy diversos colores (unos más agradables que otros).

En estas semanas, nos ha tocado vivir una experiencia negativa, inesperada, que seguramente superaremos. Te propongo no asumir el papel de víctimas y tomar, en la medida de lo posible, las riendas de nuestra vida, de nuestro bienestar. Te propongo seguir trabajando por nuestro bienestar emocional.

¿Qué otras cosas podemos seguir haciendo por nosotros mismos?

Es importante establecer o mantener rutinas y cumplirlas. Es importante establecer unos horarios regulares para evitar que nuestros ritmos circadianos (el ritmo sueño-vigilia) se desincronicen. 

Por ello, es aconsejable, levantarse y acostarse aproximadamente a la misma hora los días de entre semana, aunque en los fines de semana nos demos permiso para altera un poco este ritmo.

Evita quedarte todo el día en pijama (este abandono suele ser típico de personas que caen en la depresión). Un poco de arreglo, procurando la comodidad, seguramente nos hace sentir mejor, y los que nos rodean, lo agradecerán.

Uno de los riesgos de la situación actual de confinamiento es que estos ritmos se desestructuren; esto puede afectarnos de forma negativa en cómo nos sentimos (seguramente, con un estado de ánimo más bajo, nerviosismo, cansancio, …) e incluso, nos puede afectar negativamente a nuestra salud física.

Dos caras de una moneda

Estudios muy recientes realizados por investigadoras la Facultad de Psicología de Universidad de Granada, han encontrado que la actual situación que estamos viviendo favorece las dos caras de una moneda: la deshumanización y la humanización de los otros, es decir, que la actual situación de pandemia está favoreciendo lo mejor y lo peor del ser humano. ¿Qué quiere decir esto?    

La deshumanización es un proceso psicológico que consiste en negar a los demás lo que les convierte en personas, un comportamiento que permite a los seres humanos alejarse de otros seres humanos, tratándolos como si dejaran de ser personas para pasar a ser simples números de una estadística, o como si sus vidas valieran menos que la nuestra, personas a los que estamos menos dispuestos a ayudar. 

Sin embargo, la pandemia ha generado también el efecto contrario, una humanización que nos conecta con otros grupos con los que quizás antes no teníamos tanta afinidad (por ejemplo, vecinos con los que nunca habíamos hablado, trabajadores de supermercados, profesionales de la salud, personal de limpieza de los centros hospitalarios, … y todas aquellas personas que, con su trabajo, ponen su vida en riesgo de contagio).

A través del proceso de humanización, incluimos a otras personas en nuestra propia categoría (atribuyéndoles los mismos sentimientos que tenemos nosotros, identificándonos con ellos porque sabemos que nuestro miedo es su miedo, nuestra angustia es su angustia, nuestro sufrimiento es su sufrimiento).

Me han parecido interesantes los resultados de este estudio porque, esta experiencia que actualmente estamos viviendo, puede sacar de nuestro interior nuestra mejor versión, puede sacar lo mejor de nosotros mismos. Aprovechemos esta experiencia que no brinda la vida, para crecer como personas, para ser más humanas.    

¿Preocupaciones?

Es posible que, en estos días, te sientas preocupado, preocupada, por todo lo que estás viviendo, por todo lo que imaginas que puede llegar a pasar. Es inevitable experimentar cierto nivel de preocupación. Pero ¿qué son las PREOCUPACIONES?

Una preocupación es una serie de pensamientos sobre un hecho que se teme o una anticipación de un acontecimiento futuro que pueda tener consecuencias negativas o desagradables. Estos pensamientos van acompañados de ansiedad.

Se trata de otra emoción inútil y dañina que puede generar una gran angustia y sufrimiento. Las preocupaciones pueden inmovilizar a la persona. En muchas ocasiones la persona está preocupada por cosas que podría llegar a pasar en el futuro, pero sobre lo que no tiene ningún control. En estos casos, se gasta mucha energía, se consume su tiempo presente en algo que podría ocurrir en el futuro, pero que no es seguro.

No deberíamos olvidar que, en el fondo, ni un solo momento de preocupación logra mejorar o cambiar las cosas. Realmente, las preocupaciones (darles vueltas a las cosas, angustiados) anulan nuestra eficacia en el presente.

Generalmente, las “catástrofes” que tanto nos preocupan, son menos horribles en la realidad que en la imaginación. El ser humano, suele exagerar mucho las desgracias (afortunadamente, en muchas ocasiones, aquello que tanto nos preocupaba, no llega a ocurrir).

Preocuparse es diferente de HACER PLANES, es diferente de BUSCAR SOLUCIONES, es diferente de TOMAR MEDIDAS para que algo malo no ocurra o su impacto sea menor.  Preocuparse, no sirve para nada (salvo para sentirse mal), pero hacer planes, buscar soluciones, tomar medidas, hacer algo, es una forma útil y sensata de afrontar las situaciones.

Por lo tanto, te recomiendo que ante situaciones que te preocupen, te preguntes: ¿Qué puedo hacer yo? ¿tengo margen de maniobra?

Lo cierto es que, hasta en situaciones extremas, tenemos algún margen de maniobra: podemos decidir, aunque solo sea, la actitud con la que queremos vivir lo que nos ha tocado. Vamos a intentar focalizar nuestros cinco sentidos en aquello que depende de nosotros, en aquello en lo que podamos hacer algo, por pequeño que sea. La clave sería, por tanto:

OCUPARSE EN LUGAR DE PREOCUPARSE.

Querido amigo, querida amiga, en breve seguiremos abordando estrategias que podemos aplicar a nuestro día a día para reducir el impacto negativo del presente periodo de confinamiento. ¡Saludos!

One thought on “Resistiré (psicológicamente) al estado de alarma (IV)”

  1. Alfredo dice:

    Mi querida Humbelina. Mil gracias por estar ahí y hacernos ver ese otro lado de las situaciones. Esta es difícil y penosa, pero insuflas ese movimiento para hacer ver que hay otra forma de enfrentarse a los problemas y , en algunos casos, sacarle un buen partido. Eternamente , por este y otros momentos, agradecido. Alfredo

Responder a Alfredo Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *