Resumen del trabajo original de:
García-Hernández Pascual * y Yudes-Rodriguez Eloisa **
* Enfermero, Unidad de Rehabilitación Cardiaca, Hospital Clínico “San Cecilio” Granada.
** Auxiliar de Enfermería, Unidad CMA, Hospital Clínico “San Cecilio” Granada.
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Las enfermedades isquémicas del corazón son fuente de desequilibrio en la forma de afrontar el padecimiento, motivado por la angustia de sufrir un evento doloroso, quebrantando gravemente la esfera de la sexualidad del sujeto. La prevalencia de esta enfermedad hace necesario poner en valor la importancia de informar sobre el desempeño sexual tras un evento coronario, atendiendo a preguntas tales como: ¿cuando iniciarlas, qué riesgos existen, qué hacer si aparece la angina, qué posiciones son adecuadas, relaciones extraconyugales, existen diferencias con la homosexualidad?. Y todas aquellas cuestiones que coartan al paciente en su vida sexual, y cómo no la de su pareja, por todo esto la oportunidad del personal sanitario en general y de enfermería en particular de iniciar la educación-información en este campo y otros, ayudaría a despejar el miedo al futuro que tanto atenaza a estos pacientes y a su pareja, por otro lado, los estudios realizados a este respecto demuestran que el paciente quiere y necesita información, pero por diferentes motivos no la demanda.
La sexualidad es principalmente una actividad que dinamiza la comunicación y por tanto las relaciones humanas, así mismo el placer físico/psicológico nos hace crecer como individuos y llena un vacío afectivo y relacional que todos tenemos.
Con este artículo queremos responder principalmente a dos apartados: Actividad Sexual y Capacidad Funcional, sin entrar en grandes contenidos, marcando las líneas de intervenciones del personal de enfermería en un campo tan determinante para la salud integral del paciente. Veamos.
Actividad Sexual
La actividad sexual genera en el paciente y su pareja un estado de armonía, mejorando la ansiedad, la autoestima y crea sentimientos de ternura, complicidad, y protección, beneficiosos para cualquiera, pero en mayor medida al cardiópata, por el miedo a la muerte que desarrolla. Pero para obtener estos beneficios se hace imprescindible mejorar la seguridad percibida del paciente y de su pareja. La información los hace libres de temores y supersticiones, disminuyendo su ansiedad.
Cuando iniciarlas
La relaciones sexuales pueden iniciarse transcurridos de 10 a 14 días del alta hospitalaria, según unos autores, y 21 a 28 días según otros. Realmente todo dependerá de la capacidad funcional del paciente en la prueba de esfuerzo.
También es interesante referir que el inicio puede ser mediante la masturbación o el sexo oral, pues el requerimiento de capacidad funcional es menor y mejorará su percepción de seguridad y confianza ante el miedo a un posible evento anginoso, y así mismo explicar la importancia de aumentar el periodo de caricias y estimulación para una mejor adaptación cardíaca.
Posiciones adecuadas
No existen diferencias significativas entre una posición u otra (varón en la posición superior o inferior). Pero sí hay que evitar posiciones forzadas poco habituales en la pareja que requieran una gran demanda de esfuerzo físico para mantener la postura. Por tanto es recomendable la utilización del posicionamiento habitual en la pareja.
Recomendaciones para las relaciones sexuales
Es importante referenciar las medidas que deben especificarse claramente al paciente cardiópata al alta hospitalaria. El paciente debe elegir junto con su pareja el momento más adecuado, evitando el estrés, lo más relajado posible, posiblemente tras el descanso nocturno o la siesta.
No debería desarrollar actividad sexual cuando se sienta cansado, después de emociones fuertes (enfado o euforia), tras la ingesta moderada de alcohol, comidas copiosas (teniendo que atender la respuesta sexual y el proceso digestivo, aumentando el gasto cardiaco) o bien haber realizado algún esfuerzo de importancia, tal como la caminata diaria con control de la frecuencia cardiaca de entrenamiento. Después de cualquiera de estas circunstancias es adecuado un periodo de reposo relativo durante tres, cuatro horas.
Homosexualidad
En el caso de las relaciones homosexuales tanto masculinas como femeninas, las necesidades de capacitación funcional por parte del paciente son parecidas a las relaciones heterosexuales, aunque no hay estudios específicos al respecto. Por lo cual las recomendaciones en estos casos deberán de ser las mismas que se describen en este articulo.
Angina durante la actividad sexual
Si durante la relación sexual apareciera un cuadro de angina, la primera actuación por parte del paciente es concluir la actividad, e iniciar el protocolo habitual de actuación del uso de nitratos por parte del paciente en caso de cuadro anginoso. Así mismo debe consultar el evento con el personal sanitario que le trate habitualmente, para una valoración del tratamiento establecido.
Es interesante destacar que hay estudios que concluyen que la proporción de angina durante la relación sexual era inferior a la que presentaron en la prueba de esfuerzo.
Uso de nitratos
Algunos autores recomiendan el uso preventivo de nitratos antes de la relación sexual si se sospecha la posible aparición de un cuadro anginoso. Esta actuación sólo se recomendará cuando el paciente haya sido previamente valorado por su cardiólogo y confirmada esta actuación. En estos casos seria la administración de un comprimido sublingual o un toque de spray de Nitroglicerina previo a la relación sexual y siempre estaría contraindicado el uso conjunto con inhibidores de la fosfodiesterasa 5 (Viagra®, Levitra®,Cialis®).
Signos de alarma
Existen signos de alarma o atención que pueden acontecer durante o tras la actividad sexual y el paciente debe conocerlos claramente, y así mismo comunicarlo al personal sanitario que usualmente le atiende, para su valoración:
- Incremento de la frecuencia cardiaca, aparición de palpitaciones o acortamiento de la respiración durante más de 15 minutos después de concluido el coito.
- Fatiga extrema al día siguiente de la relación.
- Dolor torácico u opresión durante o poco después de la relación.
- Somnolencia intensa después de mantener la relación.
- Arritmia durante o tras la actividad sexual.
Estos signos y síntomas en realidad son válidos también para cualquier otra circunstancia que requiera algún tipo de esfuerzo físico.
Capacidad Funcional
La actividad sexual requiere una capacidad funcional mínima para poder desarrollarla sin riesgo aparente. Para poder valorar un esfuerzo se recurre a la ergometría o prueba de esfuerzo que cuantifica la capacidad funcional o gasto energético del ejercicio. De esta forma se puede evaluar el riesgo.
Cómo puede autoevaluarse el paciente
El paciente puede autoevaluarse mediante la realización de esfuerzos cotidianos que representen un esfuerzo o capacidad funcional semejante a lo descrito. Usualmente se utiliza este consejo:
- Caminar 1 km. en 10-12 minutos, aproximadamente a una velocidad de 5 km./h. sobre terreno llano (fase preorgásmica) y subir después unas escaleras de dos plantas de altura sin descanso en el rellano (fase orgásmica) y no que aparezca angina.
Cambios fisiológicos
Los cambios fisiológicos son semejantes a los realizados en cualquier ejercicio que requiera un gasto energético semejante, así pues durante el coito y orgasmo existen unos cambios fisiológicos definidos:
- La presión arterial aumenta de 20-80 mm/Hg en la sístole y de 20–50 mm/Hg en la diástole.
- La frecuencia cardiaca aumenta hasta los 140-180 latidos/minuto.
- El gasto energético o metabólico es considerado moderado.
Datos que deben hacernos reflexionar sobre el peligro para pacientes hipertensos mal controlados o con un inadecuado tratamiento para disminuir la frecuencia cardiaca (betabloqueantes, etc.), por el incremento del trabajo cardíaco
Conclusiones
Las conclusiones que se extraen de todas estas recomendaciones son la importancia de la actuación temprana ante un evento coronario (revascularización, fibrinolisis, etc.) para mantener en lo posible su capacidad funcional anterior al cuadro cardiaco y mejorar posteriormente esta capacidad funcional mediante la promoción institucional y privada de Programas de Prevención y Rehabilitación Cardíaca, donde se trate al paciente de una forma integral. El objetivo es obtener la reintegración del individuo a su entorno familiar, social, laboral y cómo no, sexual.
Así mismo, hay que señalar la importancia de diseñar planes de cuidados de enfermería a nivel hospitalario para prolongar estas intervenciones en el horizonte de la atención primaria, obteniendo así un plan de continuidad de cuidados adecuado a las patologías sexuales de los cardiópatas.
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¡Gracias Manuel por leernos y por la información!