Por Félix Hermoso Durán – Psicólogo – Voluntario de Aspacgrap
Muy buenas a todas y a todos, queridos compañeros.
Deseo y espero que estéis llevando esta situación que nos ha tocado vivir de la mejor manera posible. Imagino que algunos me conoceréis porque habéis estado conmigo en consulta y otros, al menos, me habréis visto por el centro de la asociación. Pero, estoy seguro de que no sabéis nada de Corazón-Preguntón. Así que voy a comenzar este texto presentándolo, puesto que me acompañará en forma de letra cursiva durante los siguientes “artículos” que escriba.
-¡Hola a todo el mundo! Soy corazón-preguntón y estoy aquí para ponerle las pilas a Félix, ¡que siempre se va por las ramas!
Bueno Corazón-preguntón, tampoco te pases ¿no? En fin, sigo con lo mío:
Como bien sabemos, la cuarentena es una de las medidas que más ha cambiado nuestras formas de convivir y para la cual no estábamos preparados ni psicológica, ni social ni emocionalmente. Por tanto, es comprensible que, ante esta situación de información constante e incertidumbre, aparezca en nosotros una serie de emociones que difieren en intensidad y cualidad a lo largo de estos días, como por ejemplo miedo y ansiedad.
Ante esto, en muchos medios se ha hablado de lo importante que es saber gestionar las emociones, pero muy pocos indican cómo poder hacerlo. Y ya sabemos todos que de la teoría a la práctica… hay un trecho, ¿verdad?
-¡Ni que lo digas! A ver si tú me ayudas a ponerlo en práctica, porque ¡vaya tela!
Pues ese es mi objetivo, Corazón-preguntón. Me gustaría aportar mi granito de arena como psicólogo explicando e indicándoos algunas pautas sobre regulación emocional que os ayude a afrontar esta situación de una manera más saludable. ¡Vamos a ello!
GESTIÓN EMOCIONAL EN CUARENTENA
Lo primero que debemos de tener en cuenta es que para poder manejar las emociones es fundamental conocerlas, identificarlas y aceptarlas. ¿Por qué ocurre esto? Pues muy sencillo, porque no podemos gestionar aquello que desconocemos. Fácil, ¿verdad?
-Pues sí, eso sí me ha quedado claro. Entonces, ¿qué son las emociones?
Resumidamente, las emociones se pueden definir como reacciones afectivas que todos experimentamos (tanto a nivel cognitivo, fisiológico como a nivel subjetivo) hacia los diferentes acontecimientos que nos van ocurriendo en la vida. Y que, por raro que pueda parecer a veces, estas emociones cumplen una determinada función.
Así, nos encontramos con una serie de emociones básicas, como son el miedo, el enfado, la tristeza, la alegría, el asco y la sorpresa, aunque hay muchas más emociones.
-Sí, Félix, muy interesante eso que dices, pero, ¿qué función cumple cada una?
Muy buena pregunta, Corazón-preguntón. Te pongo varios ejemplos con situaciones que son fácilmente identificables en todos nosotros para que se entienda mejor:
-Ante una situación de peligro, desconocida, como la que nos ha tocado vivir, sentir miedo cumple con la función de que reacciones ante esa amenaza protegiéndote. Desarrollando estrategias que te lleven a prevenir ese malestar (huida), manteniendo así tu supervivencia.
-Ante la pérdida de un ser querido, sentir tristeza nos permite suscitar respuestas de compasión en nuestro entorno, fomentando el apoyo social, ayudando a estar más unidos, nos permite despedirnos y decir adiós, etc.
-Mismamente, ante el logro de un objetivo, el hecho de sentir alegría manifiesta un sentimiento de bienestar y armonía, indicándonos que algo va bien en nuestra vida y nos estimula para seguir haciéndolo.
-Por otro lado, el enfado nos permite mostrar a los demás los límites que no deben traspasar, defendiendo nuestros derechos. También puede ayudarnos en una situación peligrosa que requiera que mostremos rápidamente conductas defensivas. Por ejemplo, si alguien me ha gritado y agredido, he de reaccionar para que no lo siga haciendo.
-Vale vale, me ha quedado claro, ¡para ya! Pero, ¿todo el mundo sentimos las mismas emociones ante una misma situación?
Pues claro que no. Si bien es cierto que un componente de las emociones es fisiológico, involuntario e igual para todos (temblor, sudoración, aumento del ritmo cardíaco, entre otros), en las emociones existe también un componente subjetivo que depende totalmente de la persona, de su contexto cultural, de su historia de aprendizaje, donde intervienen también factores biológicos, etc. De forma que, ante una misma situación, dos personas pueden sentir distintas emociones y en diferente forma e intensidad. Aquí juega un papel crucial la interpretación que hacemos de esa situación, en la que influyen mucho los pensamientos. Pero este tema lo dejamos para otro artículo donde explico mejor la relación que hay entre pensamientos, emoción y conducta.
Resumiendo, que me voy por las ramas: las emociones son señales a las que merece la pena prestar atención. Son una fuente de información que nos indican si hay algo en nuestra vida que está bien o no.
En consulta me gusta decir que funcionan como un termómetro. Sirven para explicarnos que hay algo que nos está pasando y nos prepara para la acción. Por ejemplo: siento miedo de contagiarme y, por tanto, me quedo en casa cuidándome. Por eso merece la pena pararse a escuchar qué nos quieren decir.
-Ajá, me ha quedado claro, listillo, pero si son tan importantes, ¿por qué a veces las evitamos?
¡Muy buena pregunta! Parece sencilla, pero es bastante compleja, ya que no tiene una única respuesta, puesto que depende mucho de cada caso en particular. Intentaré responderte de la mejor forma posible.
Algunas emociones tienen consecuencias que son agradables para nosotros y otras, más bien, lo contrario. Dentro de las emociones agradables tenemos algunas de ellas como el amor y la alegría, que nos hacen sentir bien; y dentro de las emociones desagradables nos encontramos con el miedo, la ansiedad y la tristeza, entre otras. Pero claro, ¿quién quiere sentir emociones que le resulten desagradables? Casi nadie. Esto explicaría, en parte, que queramos evitarlas.
Aunque a veces evitar sentir sea necesario y nos resulte beneficioso a corto plazo, con el paso del tiempo es más peligroso. Mientras más hacemos frente a un sufrimiento, más se reduce la activación amigdalar en el cerebro y nos ayuda a comprenderlo mejor. La compresión del sufrimiento ayuda a gestionarlo mucho, es muy terapéutico.
Por eso, es importante entender que todas las emociones cumplen su función y que en principio no hay problema por sentirlas. Forman parte de la vida. El problema ocurre cuando estas emociones las evitamos constantemente, no las expresamos adecuadamente, persisten demasiado en el tiempo y llegan a ser tan intensas que nos limitan en nuestro día a día. Dando lugar a que más que ayudarnos a conseguir nuestros objetivos, nos bloquean y nos inmovilizan. Por eso mismo, muchos de nosotros no queremos sentir. Para no sufrir.
Y aquí llega la pescadilla que se muerde la cola, como decía mi madre. No se puede ir de un lugar antes de haber llegado. Es decir, no puedo querer dejar de estar triste si no me permito sentir esa emoción y expresarla. Por ello es importante sentirla, aceptarla y comprender la función que tiene, en lugar de gastar energía luchando contra ellas, ¿me explico?
-Como un libro abierto, gracias. Pues nunca me lo había planteado así, la verdad. Parece interesante. Me ha quedado claro la importancia de sentir las emociones.
Pero ojo, tampoco es cuestión de estar todo el día pendiente y analizando cada emoción que sentimos. Le dedicamos un tiempo, permitiéndolas estar, pero sin pasarnos. Para ello conviene realizar actividades que nos resulten agradables y nos permitan enfocar nuestra atención en el momento presente, como leer, escuchar música, realizar ejercicios de respiración, practicar algún deporte como yoga, etc. Recomendaciones que ya han dado en otros post personas que admiro por su buena labor como son Humbelina Robles, Manuel Castiñeiras y Marta Bailén.
-Ahora que me acuerdo, me gustaría comentarte que, a veces me siento como en una montaña rusa emocional, ¿quiere decir que estoy loco?
¡No! Ni mucho menos. Recuerda que la intensidad y variabilidad de la emoción depende mucho de cada persona, su contexto, etc., no hay una forma única de sentir. Estamos en una situación extraordinaria que nadie se ha preparado ni sabíamos que iba a ocurrir así (al menos de la forma, magnitud e intensidad con lo que está ocurriendo). Hemos pasado de poder convivir con un nuevo virus de una gripe normal a estar encerrados en casa con todos los cambios que ello supone. Por tanto, es normal pasar por esa montaña rusa emocional, y el hecho de entender que estamos pasando por un proceso de adaptación, nos facilita más el proceso que si luchamos contra esas emociones que estamos sintiendo.
-Claro, ¡tienes razón! Ya decía yo, un día me despierto contento, a la hora de comer me encuentro triste, luego por la tarde me animo, pero al final llega la noche y lo veo todo negro…
Es normal sentirse así durante estos días. Y es fundamental no culparnos por cómo nos sentimos. Para gestionar las emociones hay que saber conocerlas y aceptarlas, no luchar contra ellas.
-Ajá, y, ¿qué puedo hacer entonces? ¡Ya está bien de cháchara! ¡Quiero práctica!
Está bien, ya voy…
QUÉ HACER PARA IDENTIFICAR Y GESTIONAR LAS EMOCIONES
Cuando somos capaces de reconocer las emociones, ya estamos dando el primer paso para poderlas manejar. Es muy importante ventilar las emociones, es decir, ser capaces de comunicar cómo me siento, y esto se lo podemos decir a la persona con la que vivamos, pero tampoco hace falta decírselo a todo el mundo. Una técnica que funciona muy bien en estos casos es la creación de un diario emocional, donde vayamos escribiendo y respondiendo al menos una vez al día lo siguiente:
- ¿Qué emoción siento?
- ¿Dónde la siento, en qué parte del cuerpo?
- ¿Cómo me hace sentir?
- ¿Por qué me siento así?
Esto nos va a ayudar a conocernos mucho mejor y a nuestras emociones. Así que os invito a que cojáis papel y bolígrafo y… ¡manos a la obra!
-Mmmmm parece interesante, lo haré en estos días y te diré que tal. Pero, ¿y las pautas sobre las que hablaste al principio?
No me dejas acabar, ¿eh? Está bien, corazón-preguntón. Me gustaría acabar este artículo compartiendo con todos vosotros unas pautas para la gestión emocional que aprendí del psicólogo Aitor Aritzeta:
DECÁLOGO EMOCIONAL COVID 19
1. IDENTIFÍCALAS. Toma conciencia de tus emociones.
2. ACÉPTALAS. No existen emociones “malas” per se. Dale espacio a cada una de ellas.
3. CALMA. Realiza ejercicios que ayuden a enfocar tu atención en el momento presente como meditación, ejercicios respiratorios, yoga o incluso escuchar música.
4. PERMÍTETE PARAR. Si te sientes triste, aburrido o solo y te apetece llorar, llora o descansa por un tiempo. Pero luego pasa a la acción, haz alguna actividad que te motive.
5. COMPARTE CÓMO TE SIENTES. Acoge las emociones de los demás, no “castigues” las emociones diferentes a las tuyas.
6. CUIDA LAS RELACIONES. Mantén la relación con amigos y/o compañeros de trabajo. Reuniones virtuales, teléfono, etc.
7. PARTICIPA EN LA COMUNIDAD. Ofrece escucha activa y soporte emocional a las personas solas o aisladas.
8. CREE Y CREA. Es momento de juego, creatividad, optimismo. Establece nuevas rutinas con flexibilidad y humor.
9. COMPARTE MOMENTOS EN FAMILIA. Aprovecha los momentos de ocio con quien convivas.
10. RESPÉTALOS. Los ritmos circadianos son cambios físicos, mentales y conductuales que responden a la luz y a la oscuridad del ambiente. Cuida tu higiene del sueño.
Espero que os haya sido de utilidad. ¡Nos vemos en el siguiente artículo!
Me ha gustado está reflexión ,yo me identifico en alguna de ellas, ahora cómo podemos salir una hora andar ,el primer día me costó salir ,ya lo voy sobrellevando , gracias por darnos una consulta gratis
Muy bonito mensaje para ésta situación que tenemos ahora y bien explicado lo que debemos de hacer con las emociones .
ENHORABUENA por tu gran ayuda psicológica.
Un beso grande para ti y los tuyos
Muy interesante tu artículo y muy buen explicado,habrá que poner en práctica algunas de las pautas que das , enhorabuena
Me parece muy interesante este artículo, nos va ser más consciente de la situación que estamos viviendo. Muchas gracias.
Estamos muy relajados y poco conscientes del peligro.
Los cuidados parecen sencillos pero en cualquier parte esta el peligro.
Habrá que tomar todas las recomendaciones y evitar salir de casa innecesariamente.