Humbelina Robles Ortega –Psicóloga
Queridos amigos, queridas amigas
Estamos viviendo una situación insólita, más propia de películas de ciencia-ficción. Pero querámoslo o no, es una realidad que nos ha tocado vivir y que tenemos que afrontar de la mejor forma posible.
Sin duda, todas las iniciativas que se están llevando a cabo desde la Asociación (gracias a Marta por sus propuestas de ejercicios, gracias todo el equipo, por cuidarnos) pueden sernos útiles para seguir manteniendo un buen nivel de calidad de vida. Desde el ámbito de la Psicología, quiero aportar mi granito de arena.
¿Cómo nos puede afectar a nivel psicológico el confinamiento en casa que se impone desde el estado de alarma?
Hombres y mujeres, somos seres sociales, nos gusta el contacto con los demás, lo disfrutamos, y en muchas ocasiones lo necesitamos y nos beneficia. Por otra parte, estamos acostumbrados a llevar ciertas rutinas de las que depende nuestro bienestar. Y el estado de alarma en el que vivimos, y el confinamiento que implica, limita de forma drástica el contacto social y las rutinas que habitualmente forman parte de nuestra vida.
Es posible que cada uno de nosotros/as lo estemos viviendo de forma diferente, desde aquellos que estáis agobiados, y subiéndoos por las paredes, a aquellos que lo estáis llevando bien, buscando la parte positiva de esta situación.
¿Cuáles son las consecuencias negativas que podemos experimentar?
Veamos las más habituales:
Aunque para nosotros esta es una experiencia excepcional, lo cierto es que, a nivel mundial, se han dado diversas experiencias parecidas con enfermedades infecciosas como el ébola, la gripe aviar, la gripe equina, el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) …, aunque nunca con tanta extensión –posiblemente como consecuencia de la famosa globalización. Los estudios indican que suele ser habitual que una parte de la población afectada sufra de ansiedad, irritabilidad, insomnio, estrés, frustración y aburrimiento.
Vamos a comentar alguno de estos efectos:
Estado de ánimo bajo (tristeza, no tener ganas de nada, incapacidad para el disfrute, falta de motivación). Un estado de ánimo bajo suele ser la consecuencia de la pérdida de elementos necesarios para nuestra vida, como: el aislamiento, la pérdida de contacto con los demás, la falta de actividad (la actividad es fundamental para tener un buen estado de ánimo). Esta situación puede ser peor para quienes vivan solas este período de confinamiento.
Miedo, nerviosismo, irritabilidad e incertidumbre. Son emociones negativas, provocadas por esta situación. Éstas pueden empeorar nuestra salud física (afectando a nuestro sistema inmune) y a nuestra salud psicológica (por el malestar emocional, y la dificultad para enfrentar el día a día). Las emociones negativas, forman parte de la experiencia del ser humano, son necesarias, y a veces, es lógico sentir miedo, o sentirse enfadado/a. Pero cuando estas emociones negativas se experimentan de forma excesiva, muy intensa, o son mal gestionadas, nos pueden pasar factura.
Estrés. Sin duda, el estado de confinamiento es una situación inesperada, es un cambio brusco en nuestra vida, es una pérdida de muchas cosas, pérdida de libertad, incertidumbre (no sabemos cuándo acabará y cómo acabará). Es ampliamente conocido que las situaciones que implican cambios, pérdidas, incertidumbre, suelen generar estrés.
Preocupaciones. Las preocupaciones no tienen por qué ser negativas. A veces, es lógico y normal preocuparse. Si a esta situación de confinamiento se le añade, además, la preocupación por la propia salud y por la salud de nuestros seres queridos (sobre todo, de aquellos que son población vulnerable, o es alto riesgo), y preocupaciones económicas y laborales, sin duda nos repercutirá en nuestra calidad de vida (mayor estrés, mayor ansiedad, depresión, insomnio, fatiga, malestar físico, inquietud, …).
Aburrimiento. Hay mucha gente que no concibe que alguien se pueda aburrir (“¿cómo te puedes aburrir, con la que cosas que se pueden hacer?”). Sin embargo, otra gente, se aburre, y el aburrimiento lo lleva mal. Estamos acostumbrados a llevar una vida activa, con muchas actividades, con posibilidad de hacer cambios en esas actividades, con contactos con mucha gente, un ritmo de vida acelerado, competitivo en muchas ocasiones, y un parón forzoso, como es éste, nos desequilibra, hace que nuestro mundo se tambalee, genera la sensación de que nos falta algo, sensación de vacío,…
Si a la experiencia de aislamiento, el miedo, los nervios y la incertidumbre, le sumamos las preocupaciones por la salud, por nuestra propia vulnerabilidad (si somos personas de riesgo), por la situación económica, los cambios en el ritmo de vida (los cambios en nuestra rutina) y la disminución de la actividad en general, la pérdida de objetivos, e incluso la disminución en la exposición a la luz solar (y su aporte de vitamina D), toda esta combinación de factores, nos llevar a experimentar síntomas de ansiedad y depresión e incluso, problemas de sueño (dificultades para conciliar el sueño, despertarse con frecuencia, pesadillas).
En estos días estamos viendo en los medios de comunicación, cómo mucha gente ha adoptado el mensaje de la canción del Dúo Dinámico (1988), “Resistiré”. Es una canción ampliamente conocida. Con un mensaje positivo, optimista. Habla de la resiliencia, la capacidad de afrontar y crecerse en la adversidad. Es por eso que he titulado mi aportación haciendo referencia a este mensaje: RESISTIRÉ.
¡Os esperamos en el próximo artículo de nuestra psicóloga Humbelina Robles Ortega!
Bueno, pues la verdad es que en el grupo de WhatsApp, de los que estamos yendo a la rehabilitación psicológica se ve que la gente tiene buen talante en general y, además, existe una cierta mentalidad cooperativa para tratar de infundirnos ánimo y hacer que esta situación sea algo más llevadera. En mi caso, uno de los entretenimientos es mirar de vez en cuando a ver qué nuevo mensaje ha entrado, o qué se me ocurre poner, con un cierto contenido, de forma que pueda servir a mí y a los demás para entretener un rato. Desde luego que no es una situación perfecta, pero la calidez de la comunicación que se establece, es más que deseable y suficiente para no sentirse perdido en la inmensidad de la inactividad social obligada en la que nos encontramos inmersos.
Y RESISTIR, puede ser interpretado como aprender a vivir una realidad diferente, con una serie de componentes que no son habituales en nuestra vida cotidiana, y que Humbelina enumera perfectamente en su comentario. Es un gran primer paso puesto que le ha puesto nombre y palabras a cuales pueden ser las consecuencias a las que un momento o muchos momentos de debilidad seguidos nos pueden llevar, y creo que un punto de partida para afrontarlos es eso, compartimentar, y un segundo punto, es plantearse, no una lucha incansable e interminable contra la situación y contra nosotros mismos, sino en admitir la circunstancia y ver cómo nos resulta más fácil sobrellevarla, y no digo superarla de primeras, que eso, en algunos casos, puede resultar duro y agotador, sino sobrellevarla, es decir, plantearnos priorizar a que podemos adaptarnos y de que manera y luego,qué nos puede costar más trabajo y además intentar establecer algún tipo de sinergia que permita relacionar lo más fácil con lo más complicado para facilitarnos la adaptación.
Y así, poco a poco y no de golpe, día a día ir sacando nuestra situación particular adelante, que de eso los que hemos pasado por las patologías que tenemos debemos tener alguna experiencia.
Fijaos, yo soy un experto en aburrirme. Es más necesito, como ya me han oido decir mis compañeros del grupo de psicología, pensar en las musarañas como algo que me ayuda a centrarme, y por esa vía canalizo ciertas inquietudes que por lo general me producen más «stress» que otra cosa, digamos que me hago consciente de mi mismo, frente al entorno en el que vivo, que queda como algo secundario aunque necesario. Así, esta situación lo que me produce es malestar porque reduce mi posibilidad de movimiento «físico», que redunda en no poder disfrutar de la naturaleza, aunque sea el paseo de una hora y media que me daba todos los días por el río o por el parque, pero pienso que cuando esto termine, me llevaré una sorpresa, porque la primavera estará en todo su esplendor, los árboles volverán a tener hojas, y habrá de nuevo flores por todas partes.
Pero lo más desagradable de todo, lo que peor llevo, y eso si es preocupante, es escuchar todos los días a los políticos hablar, en sus ruedas de prensa, dandose al autobombo de lo bien que lo están haciendo ellos y lo mal que lo está haciendo la gente, porque va al hospital, porque se ponen malos, porque tienen miedo, preocupaciones, y porque tienen el mal gusto de morirse, a pesar de lo bien que lo están haciendo ellos, cuando lo que saco en claro es el resultado de una mala gestión sanitaria, tanto de esta crisis, como de los recortes que se dedicaron a hacer en la sanidad pública cuando no había este tipo de contingencias. Si este «Magnifico Sistema Sanitario», que no se cansan de alabar como si fuera algo que ellos han conseguido, y venga a repetir, lo hubieran mimado con personal, instalaciones e investigación quizá las cosas serían de otro modo. Y lo que finalmente veo es que el mérito lo tienen los currantes de base, médicos, enfermeras, auxiliares, celadores…
Y ya el «esperpéntico» final es que si te mueres, parece qué no hay forma de gestionar tu funeral. Pero eso sí, nos dicen todos los días, puntualmente, el numero de afectados, los que están en la UCI, los muertos, los que han pasado la enfermedad y serán dados de alta y lo que a ellos les da la gana, cuando al resto de los mortales lo que nos interesa es que si pensamos que tenemos algún tipo de afección nos va a atender o no. Porque está visto que tambien tenemos ese problema que no tienen los que mandan que son atendidos sobre la marcha.
La próxima vez que salga el presidente del gobierno, haced la prueba de mirad la pantalla del televisor, con el volumen quitado, veréis la expresión de su cara, absurda, poco seria como un monigote que no sabemos si está un mitin sobre la crisis sanitaria, hablando de la Pantoja o cantando los números de la lotería, por muy preparado que lleve el leguaje «gestual». Le da igual, el no tiene problemas. Y lo mismo ocurre con el resto de adláteres y mariachis que le hecen el coro. A Rajoy le pasaba igual, a Zapatero, a Aznar, A González. A este pais le hacen falta hombre se estado serios y no mangantes.
Y ya no digo más nada. Que tengáis un buen confinamiento.
Saludos, Jerónimo Palacios.
¡Gracias por participar con tu opinión!
Sólo expresar mi agradecimiento personal a nuestra queridísima Humbelina.
Como siempre, dispuesta a ayudar y a apoyar a las personas en momentos duros como estos.
Palabras llenas de sabiduría y sobre todo de pautas concretas, para superar estos días.
Un abrazo fuerte Humbelina.
¡Gracias!
Ante todo agradecer a la Asociación en general y en particular a Marta y Humbelina por no dejarnos como cajones rio abajo y tutelarnos en todo momento.
La verdad es que este retiro en casa nos esta viniendo muy bien, ya que en mi caso me sirve para leer, escuchar música, realizar bicicleta y gimnasia, así como algunos trabajos caseros y sobre todo estar mucho tiempo con Maricarmen, mi mujer, o pareja del alma. Las horas transcurren muy deprisa, procuramos reírnos hasta de nuestra sombra y comentamos que nos falta tiempo para todo lo que se puede hacer. No se nos esta haciendo pesado el encierro y procuramos sacar todo lo positivo que las horas del día nos proporcionan. En fin, mente abierta y siempre una sonrisa en los labios. Parece que nos queda al menos dos semanas mas y solo espero que esto termine para volver a besar a mi familia, abrazarlos y denostarles lo mucho que los quiero, asi como volver a la asociación y saludar a mis compañeros, que espero que no me falte ninguno.
Muchas gracias Humbelina por tu cariño y entrega a estos corazones en reparación.
¡Muchas gracias!